martes, 18 de marzo de 2008

final de la consternación

parece mentira, pero con apenas dos mesesitos, nuestro querido zapote ya ha sobrevivido a dos secuestros.
el primero fue perpretado por javiera, una niña de aproximadamente siete años que conoció a zapote el sábado 16 de febrero, cuando apenas llevaba conmigo cuatro días. la niña me dijo en cuanto vio a zapote que era justamente el tipo de perro que ella quería, y yo le contesté que ya buscaríamos uno que se pareciera a él porque zapote vivía conmigo.

total que ese día estuve un poco ocupada en el ccc (centro de creación colectiva en las bodegas de san pancho) porque había una junta importante y yo tenía que tomar notas. Javiera se acercaba a mí de vez en cuando y me ofrecía cuidar de zapote, alo que yo accedía no sin advertirle que quería verlos por ahí.
al terminar la famosa junta dejé a zapote con la more y me metí al ccc por mis cosas. al salir la more estaba sin zapote y me dijo que javiera se había vuelto a ofrecer para cuidarlo. yo presentí algo porque me puse un poco nerviosa, pero me esperé a cenar algo y a darle tiempo a javiera para que regresara.

ya había anochecido y no había rastro ni de zapote ni de javiera, así que empecé a buscarlos cada vez más desesperadamente. la more me acompañó y me ayudó a preguntar por los alrededores hasta que al fin dimos con la casa de la pequeña. sus hermanos la sacaron de la cama y me entregó a zapote, con quien dormía plácidamente.

después del susto, recobré la tranquilidad cuando recuperé a zapote y pensé que lo peor ya había pasado.

el 11 de marzo, justo un día antes de que zapote cumpliera un mes de haber dejado a su madre para reunirse con nosotros, salí a dar un paseo sola. llevaba unos días estresada por lo del dichoso catálogo y porque, después de todo, ni el león ni san pancho ni los humanos son como los pintan, así que mientras intentaba hacer de zapote un perro de bien me esforzaba por asumir que la realidad no siempre es rosa como nuestra casa.

total que durante todo el día había estado de un lado para el otro con el cachorrín y lo notaba cansado, así que lo dejé en su terraza, con su comidita, su agüita, su sabanita y sus juguetitos. decidí hacer caso del consejo del lagarto: dejé a zapote amarrado con una cuerda de unos cuatro metros a una palmera porque el patio/jardín de nuestra casa no tiene puerta.

vi el atardecer, me relajé y me di cuenta de que sólo era cuestión de tener paciencia para adaptarme y conseguir aquello que me propusiera. de muy buen humor me dirigí a la galería a arreglar unos asuntos y luego fui a la “casa de todos” a recoger la correa de zapote que un amigo se había quedado.
llegué a la casa pero antes de entrar me quedé platicando con los hermanos y cuñados de la more, que son mis vecinos y habían estado tomando unas chelas afuera de su casa. me despedí y me acerqué a ver cómo estaba zapote, pero zapote no estaba, sólo la cuerda.


















entonces me puse como una magdalena loca, porque lloraba pero tartamudeaba y me mostraba bastante alterada. en ese momento comenzó la pesadilla del momento. recorrí el pueblo llorando (creo que sólo me faltaba gritar “ayyyyyy mi hijoooooo”). nadie había visto a zapote, sólo una pareja dijo haber visto a un cachorro como él paseando como a unas cinco calles de la casa.
a las diez de la noche me di por vencida y me fui a la casa. mientras lloraba creí escucharlo llorar fuera y salí de inmediato, pero no estaba.
me acosté y soñé que estaba durmiendo con zapote.
luego escuché que un perro tomaba agua afuera, en la terraza de zapote y salí de inmediato, pero no estaba; sólo había un perro negro enorme que aprovechó la oportunidad.
al día siguiente salí al amanecer a comenzar la búsqueda; hablé con la lechera, con los pescadores, con los albañiles y con todo el que me encontraba en la calle. nadie había visto nada.
tuve que irme a vallarta y por la tarde a bucerías para dar forma a otros episodios de mi pesadilla que en este momento no vienen al caso.
por la tarde, de vuelta en san pancho, seguí preguntando y no sólo nadie había visto nada, sino que en general tenían la teoría de que seguro que me lo habían robado y no volvería a verlo.
en la noche hice el cartel de “se busca” y al día siguiente por la mañana me fui directo a imprimirlo para pegarlo por todos lados. en el camino uno de mis vecinos, que trabajaba como albañil en una construcción frente a la casa rosa, me dijo que el día que zapote desapareció habían visto a la gringa que vive atrás de nuestra casa entrar a nuestro jardín/patio y acercarse a zapote; también me dijo que seguro que ella lo tenía y que porqué no me asomaba a confirmarlo.
decidí ir a pegar carteles y pasar a la casa de la dichosa gringa de regreso, pero me faltaron carteles y me desvié para imprimir más. iba caminando cuando, desde su oficina, alba me preguntó si había encontrado a zapote. le dije que no pero que en eso andaba, pegando carteles y escuchando versiones; le conté lo de la gringa y me dijo que ella la conocía que, si quería, podía llamarla y preguntarle.

eso hizo y casi me muero de la emoción cuando escuché que ella tenía a zapote y que lo llevaría a la oficina en cinco minutos. volvería a verlo! volvería a escucharlo! volvería a olerlo!

alba colgó el teléfono y me dijo que la gringa dijo que ella tenía al perro; que lo había rescatado porque permanecía amarrado día y noche, con una cuerda de medio metro, sin agua y sin comida. alba también me dijo que la gringa estaba medio loca y que no perdiera el tiempo discutiendo con ella, que obviamente se había inventado una historia de heroísmo en la que ella era protagonsita y no iba a convencerla de lo contrario.

cinco minutos más tarde apareció un coche que en la puerta tiene un logo medio místico debajo del cual puede leerse “armonía holística”; ahí venía la gringa quien se bajó del coche y me entregó a zapote mientras me gritaba que el pobre vivía amarrado con una cuerda, sin comida y sin bebida. yo estaba tan feliz de tener a zapote entre mis brazos que casi no me daba cuenta de que aquella loca estaba frente a mí.

zapote y yo volvimos a la casa. al rato vino otra vecina con su hija y me dijo que el día que desapareció zapote vieron que uno de los chavos que viven con la gringa se saltó la barda de nuestro patio/jardín, desamarró al zapote y luego se lo pasó a la gringa que andaba trepada en una sillita al otro lado de la barda.
lo bueno es que nuestro querido zapote se ríe de sus aventuras y sigue disfrutando de la vida.

sábado, 15 de marzo de 2008

gran consternación


el 11 de marzo fue uno de los días más desesperantes y tristes de mi corta vida...



martes, 11 de marzo de 2008

casa rosa II (y ay qué semanita...)

el 2 de febrero el duende y yo salimos de casa de mis papás poco antes de las seis de la mañana; apenas habíamos dormido un par de horas pero la idea era llegar a san pancho con luz…





la semana previa el duende, como acostumbra en los últimos tiempos, había estado yendo y viniendo con obra y pócimas de pachuca a cuernavaca, de cuernavaca a la ciudad de méxico, de la ciudad de méxico a pachuca.
mientras tanto, yo había estado consiguiendo lo necesario para dar forma a una mudanza más en nuestra vida.
una mañana abrimos cajas de cuando el duende y yo vivíamos cerca de ciudad universitaria y fue emocionante ver lo listos que fuimos entonces: habíamos guardado una hermosa vajilla azul y un montón de cosas maravillosas para el hogar.
también dedicamos otra mañana a la compra de ollas, exprimidores, pinzas, bandejas, palitas y otro montón más de cosas maravillosas para el hogar.
mi buena madre nos prestó su coche y mi buen padre nos regaló una mesa plegable y un mueble modular de los años setenta.
entonces, la historia es que llegamos a san pancho con luz y de inmediato empezamos las maniobras de instalación.





























dos días más tarde nuestro huevo rosa parecía un hogar y, durante algunas horas, el duende y yo pudimos experimentar una extraña sensación: teníamos una casa con todo y

su jardín

su terraza

su casa de zapote
su cocina

su comedor

su sala

su dormitorio

su vestidor

y su baño...

como había(hay) huelga en la uam (universidad autónoma metropolitana y no universidad autónoma de madrid), mi madre nos dejó su vehículo un día más, así que el duende y yo pudimos disfrutar del turisteo, es decir, de la playa y de diversos ambientes relajados.

desgraciadamente era imposible escapar al futuro y el duende se fue de san pancho el 5 de febrero a las 7.30 de la mañana.
antes, durante y después colaboramos un rato con la fabricación de olas: los dos lloramos como locos porque OTRA VEZ la vida nos había puesto varios cientos de kilómetros de por medio.

me quedé mirando cómo se alejaba el coche y luego volví al malecón a reunirme con los mores, sus primos, otros amigos y otros primos. nos subimos a una lancha con dos pescadores y, en compañía de todos, tuve una de las experiencias más entrañables de mi vida.



los días han ido pasando entre azul y medias noches.

san pancho es un lugar maravilloso pero estoy hartita hartita hartita de estar lejos del duende; de pagar alquiler; de sentir que estoy en el aire. pero bueno, supongo que es cuestión de seguir aterrizando.

ahora tengo una especie de empleo: diseñar y coordinar un taller de cine, video y periodismo dirigido a los chavos de la secundaria.

también me ofrecí como la cronistoide del colectivo san pancho, así que inauguré un blog en el que se irá registrando algo de los procesos correspondientes a través de las minutas de juntas y reuniones.


el 12 de febrero zapote llegó para quedarse y yo comencé un intenso entrenamiento para convertirme en madre.

la primera noche la pasé casi en vela; desperté más de cinco veces con los gemidos, llantos y aullidos de un cachorro recién destetado. el colmo/culmen de mi prematernidad llegó cuando me vi a mí misma batida de leche, con un biberón en la mano y un ser pequeñito acurrucado en mi regazo.
zapote me acompaña en mis aventuras cotidianas.
yo acompaño a zapote en sus descubrimientos y hazañas.



un lunes pasado la luna se apoderó de las mareas sanguíneas de varios que yo conozco, entre los que también me incluyo, e hizo de nosotros un montón de títeres del destino.
llantos, tristezas, agobios y malas noticias.

el punto final del día fue cuando me pidieron que buscara otra casa como sustituto de nuestro huevo rosa.


un miércoles la casa rosa recibió a unos treinta personajes que iban a festejar el cumpleaños de una amiga de una amiga de la more.

primera fiesta en la casa y yo sin el duende y a punto de volver a estar sin casa.


un sábado todo comenzó a reacomodarse y la vida tornose color de rosa cuando el casero y yo hicimos las pases.

el huevo rosa es nuestro hasta nuevo aviso y una araña se comió a una mosquita.

hoy estoy felicísima porque el jueves vuelo a los brazos del duende.

hoy hace un día que volví de los brazos del duende.
llegué a san pancho después de conducir un coche de casa de mis padres hasta el aeropuerto; volar en un avión; viajar en un pesero; pasear en un autobús, y atravesar la carretera que va rumbo a tepic.

recogí a zapote y lo encontré más grande, más gordo y más cachorro, o sea, no tan bebé. fuimos juntos a la playa y me encontré con el final de una boda. luego paseamos por el pueblo y me encontré con el inicio de un funeral.


hoy es martes pero es como si fuera un lunes eterno desde hace algunos días.

he estado en chinga con mi chistecito de hacer el catálogo del colectivo.

el próximo lunes comienza el taller de cine, video y periodismo y el agobio se me trepa por los lunares.
zapote lleva unos días incontrolable. hoy me desperté a en la madrugada agobiada por ciertos problemas con el diseño del catálogo y me costó mucho volver a dormirme (previa sesión con compu y photoshop). casi al amanecer desperté para comenzar mis actividades y me encontré con que zapote se escapó de su corral casero; en su agitada mañana dejó cacas, meados y zapatos míos por doquier.


en fin, todavía confío en tener una tarde tranquila y que las nubes me concedan el don de ver el atardecer sentada en la arena.